miércoles, 16 de julio de 2014

Capítulo 7

ANA

-Lo siento – me disculpo mirando a Rydel y guardando el móvil. – Era un amigo. Hace mucho que no hablamos.
-Sí, ya – contesta, y vuelve a enfrascarse en sus apuntes.
Yo intento volver a concentrarme en los míos, pero la voz de Josh se repite una y otra vez en mi cabeza. ¿Visitarlo? Claro que pensé en visitarlo, pero no estaba dispuesta ni mucho menos a encontrarme con Claudia, mi hermana gemela, con quien nunca había tenido una relación muy estrecha. Definitivamente, nunca habíamos tenido relación. Siempre la he considerado la favorita de mis padres. Siempre la consideré culpable de la muerte de Rut, nuestra hermana pequeña. Nuestras continuas discusiones fueron las responsables de que mis padres la mandaran a París, a estudiar arte dramático, mientras yo me quedaba en España y ellos se dedicaban a viajar. Siempre estuve sola y jamás consideré a nadie como un familiar. Salvo a Estefi… La echo tanto de menos.
Puede que este sea el castigo que he decidido imponerle a mis padres: marcharme. Sin embargo, no creo que se lo estén tomando como tal. Jamás estuvieron conmigo cuando era pequeña. ¿Qué me hace pensar que me añorarán ahora, que ya he cumplido la mayoría de edad?
Por eso no puedo ir a ver a Josh, lo que sin lugar a dudas me encantaría. No quiero encontrarme con mi hermana. Todo sería más fácil si ella no estuviera con Josh, o si él no estuviera con nadie. De todas las mujeres que hay en el mundo, a ninguna que saliera con Josh soportaría pero, ¿mi hermana? Su relación sólo ha hecho que mi odio hacia ella sea mayor, mucho mayor.
Aún recuerdo el día perfectamente. Iba a contarle a Josh que me habían concedido la beca. Ya había escuchado rumores del romance entre el famoso y guapísimo Josh Hutcherson con una desconocida chica española. Sin embargo, estaba tan convencida de que los rumores eran sobre mí… Rumores anticuados, obviamente. Mi relación con Josh apenas había empezado cuando llegó el punto y final.
Lo llamaba contentísima. Ahora que Adrián y yo habíamos roto tal vez las cosas pudieran volver a la normalidad. Sin embargo, cuando el móvil dejó de sonar, no fue la sensual voz del actor la que escuché al otro lado del teléfono, sino una voz de chica, con un extraño acento que dejaba bien claro que su lengua materna no era el inglés. Además, me resultaba tan familiar…
-¿Claudia?
Apenas lo creía. Claro que era su voz, aunque hacía meses que no la escuchaba.
-¿Ana?
-¿Qué haces con…? Espera. – me alejé el auricular de la boca para soltar una barbaridad y, tratando de recuperar la compostura, volví a aproximármelo y a decir con tono cortante: - No te he llamado a ti.
-No. Esto… Espera un momento. – el tono de hipocresía había desaparecido de la voz de mi hermana para dejar paso al temor y al nerviosismo.
-¡Ey, Ana! – por otro lado, la voz de Josh estaba muy sobreactuada.
-¿Qué haces con tu hermana? – respecto al tema en el que estuviera inmersa mi gemela, prefería no andarme con rodeos.
-¡Qué directa! Está bien. Quiero que te calmes y respires hondo porque debes de entender que esto no tiene nada de malo.
Entonces lo supe. Todas las piezas encajaban. El romance con la chica española… No era yo.
-¡Estás saliendo con mi hermana!
-Ana… No deberías haberte enterado así. Lo siento muchísimo y… Iba a llamarte pero…
-Pásamela. – mientras escuchaba el tono lastimero de Josh había tomado una decisión. – Pásale el teléfono. Tengo que hablar con ella.
Se hizo un silencio incómodo al otro lado de la línea, pero seguía escuchando la respiración de Josh. Finalmente, con un fuerte resoplido, le pasó el teléfono a mi hermana.
-Dime – jamás había escuchado a mi hermana con un tono tan serio y cortante.
-Dile a Josh que salga de la habitación. Si voy a gritarte, no quiero que él se entere de todo.
No escuché ninguna orden, pero sí una puerta al cerrarse. Confiando en que Claudia le hubiera pedido que saliera de la habitación, comencé a vaciar todas las emociones que había en mi interior.
-¿No había otro? ¡¿No había otro?! Estoy cansada de que siempre consigas lo que quieres. ¿Qué haces con él?
-¿Qué pasa? Ahora no puedo salir con nadie sin tu consentimiento. Ya soy mayorcita y jamás te he pedido permiso para nada, ¿por qué iba a hacerlo ahora?
-¡Porque eres una arpía! Porque te odio y no quiero que esté con él.
-Estás discutiendo por una chiquillada. ¿Te gusta y por eso te enfadas? ¿Porque me ha elegido a mí y no a ti?
Medité dos segundos sobre sus palabras. No, no estaba cabreada porque Josh no me hubiera elegido a mí. ¡Yo sólo lo veía como a un amigo! Era por ella. Siempre conseguía lo que quería y ya estaba empezando a hartarme. Esto había sido una amarga sorpresa y no iba a cruzarme de brazos como siempre había hecho.
-No quiero que estés con él porque le vas a hacer daño. Siempre le haces daño a la gente. En cuanto te aburras un poco lo dejarás y te juro que como le hagas daño averiguaré donde estás y me encargaré de que pagues todo el daño que le hayas hecho a la gente.
-¿Me crees capaz de eso? ¿A quién le he hecho yo daño? – al final noté como su voz se rompía y supuse que había comenzado a llorar.
-¡A mí! – el odio se extendía por todo mi cuerpo e ignorando el nudo de mi garganta, seguí descargándome – He estado sola toda mi vida por tu culpa. Nuestros padres siempre estuvieron pendientes de ti y yo tuve que averiguarme la vida sola.
-¿Me odias porque me envidias?
-¡No te envidio! Mi vida es perfecta, maravillosa. Tengo amigos aquí que nunca me han fallado. ¿Tú tienes amigos? – decidí atacarla donde sabía que más le dolería.
No me contestó. Pasaron los minutos y al otro lado solo había silencio. Pensé que me habría colgado, pero no, los segundos seguían pasando, y justo cuando empezaba a perder la paciencia, habló. No era su voz sarcástica, ni nerviosa, ni falta de emoción alguna. Era seria, como nunca la había escuchado, y parecía tremendamente segura de lo que decía.
-Lo quiero. Y no le haré daño, Ana. Si alguna vez te he hecho daño, lo cual parece ser así, te pido disculpas. ¿Crees que lo hice a caso hecho? – hizo una pausa, pero no respondí – Ahora estoy con Josh, y estamos felices. Creo que si quieres a Josh de verdad, es todo lo que debe importarte.
-Por tu bien espero que le hagas feliz, Claudia.

No esperé a que me contestara. Colgué el teléfono justo antes de echarme a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario